Sin lugar a dudas, la meteorología es un factor fundamental a la hora de planificar un vuelo. Por eso, el radar meteorológico a bordo, integrado bajo el radomo, es el encargado de proporcionar a los pilotos la información para ‘sortear’ los fenómenos meteorológicos adversos.
Fuertes vientos
Tener un fuerte viento de cara puede hacer que el gasto de combustible se dispare, o atravesar una zona de turbulencias innecesariamente hará que el vuelo no sea tan cómodo para los pasajeros.
Granizo
Atravesar una zona con fuerte granizo puede provocar daños en la parte exterior del fuselaje. ¿Te imaginas, entonces, lo importante que es el radomo y el radar meteorológico?
Tormentas eléctricas
Lo mismo sucede con las tormentas eléctricas. Aunque los aviones están diseñados para resistir impactos de rayos, cuando esto sucede, es necesario hacer una revisión más exhaustiva del avión, para comprobar que todo está como debe. Y, por supuesto, esta revisión se traduce en pérdida de tiempo y dinero para la compañía en cuestión.
Hielo
Otro de los efectos negativos, de atravesar zonas meteorológicas adversas, es cargar hielo; y es que, como ya te contamos en otro post, el hielo es una de las mayores amenazas para cualquier avión.
Puedes hacer clic en el post enlazado para saber más, y en este otro sobre el deshielo de los aviones, para saber los métodos para acabar con este problema, tanto en vuelo como en tierra antes de despegar.