• Alberto Santos Dumont, el padre brasileño de la aviación

¿Sabías que el reloj de pulsera fue popularizado por un aviador brasileño?

Pues sí. Alberto Santos Dumont, uno de los nombres pioneros de la aviación, necesitaba una forma de saber la hora sin levantar las manos de los mandos de sus máquinas voladoras. Y esto le llevó a encargar uno de los primeros relojes de pulsera de la historia. Genial, ¿verdad?

Pero las contribuciones de Santos Dumont al mundo van mucho (muchísimo) más allá de los elegantes relojes. Fue un auténtico visionario que ayudó a dar forma a la aviación tal y como la conocemos.

¿Quieres saber más? Pues acomódate que, en este post, exploramos la vida y los logros de este notable aviador brasileño.


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Quién fue Santos Dumont

Alberto Santos Dumont nació en Brasil en 1873, en el seno de una adinerada familia de caficultores. Gracias a su buena posición, pudo viajar a París para dedicar su vida a la ciencia y la mecánica, convirtiéndose en un brillante ingeniero e inventor.

Santos Dumont creció rodeado de las maravillas de la ingeniería en la plantación de café de su familia. Ya desde muy joven le cautivó la idea de volar, sumergiéndose en las novelas de Julio Verne y soñando con elevarse entre las nubes.

Y fue esta fascinación la que le llevó a París, epicentro de la innovación tecnológica a finales del siglo XIX.

Sus verdaderos inicios: los dirigibles

Mientras muchos inventores se centraban en máquinas más pesadas que el aire, Santos Dumont puso inicialmente sus miras en los dirigibles.

Diseñó, construyó y voló una serie de estas naves más ligeras que el aire, logrando importantes hitos:

  • En 1901, ganó el prestigioso premio Deutsch de la Meurthe navegando con éxito con su dirigible «Número 6» alrededor de la Torre Eiffel. Imagínate, en aquella época, la emoción de rodear este emblemático monumento flotando en un dirigible. Esta hazaña le catapultó a la fama.
  • Se convirtió en una figura muy querida en París, conocido por sus atrevidos vuelos y los elegantes diseños de sus dirigibles. La gente se reunía en las calles y los parques para contemplar con asombro cómo pilotaba sus creaciones por encima de la ciudad.

Si quieres saber más sobre estos gigantes del aire, no te pierdas nuestro post sobre el dirigible Hindenburg. ¡Te va a encantar!

El 14-bis de Santos Dumont: un avión pionero

El espíritu innovador de Santos Dumont no se detuvo con los dirigibles. Creía que el futuro de la aviación estaba en las máquinas más pesadas que el aire y empezó a experimentar con aviones.

Y fue en 1906, cuando Santos Dumont inscribió su nombre en los libros de historia con su innovador avión, el 14-bis. Este avión cuadrado de estilo canard, cariñosamente apodado «Oiseau de proie» (ave de rapiña), logró el primer vuelo a motor oficialmente reconocido en Europa.

Sí, el 23 de octubre de 1906, el 14-bis despegó de un campo de Bagatelle, en París, volando una distancia de 60 metros a una altura de unos 2 metros.

Este vuelo trascendental fue presenciado por una multitud entusiasta y documentado oficialmente por el Aero Club de Francia, consolidando su lugar en la historia de la aviación.

Por qué se considera a Santos Dumont uno de los ‘padres de la aviación’

Aunque, la mayoría de las veces, se atribuye a los hermanos Wright el mérito del primer vuelo propulsado en una máquina más pesada que el aire, su logro en 1903 fue un asunto relativamente privado.

En cambio, los vuelos de Alberto Santos Dumont en su avión 14-bis fueron espectáculos públicos, meticulosamente documentados y presenciados por grandes multitudes, funcionarios y periodistas.

Además, el 14-bis era único por su capacidad de despegar por sus propios medios, sin necesidad de catapultas u otro tipo de ayuda, a diferencia del avión de los Hermanos Wright.

Este despegue autopropulsado, combinado con la naturaleza pública de sus vuelos, consolidaron a Santos Dumont como figura fundamental en la historia de la aviación.

Su amistad con Louis Cartier, el origen del reloj de pulsera

Y aquí viene la curiosidad que te prometimos al inicio del post.

El espíritu aventurero y la mente innovadora de Santos Dumont le llevaron a cruzarse con otro pionero de su época, el famoso joyero francés Louis Cartier.

En 1904, Santos Dumont le contó a Cartier la dificultad que le suponía consultar su reloj de bolsillo mientras maniobraba sus dirigibles. Siempre dispuesto a aceptar retos, Cartier diseñó una solución: un reloj de pulsera con correa de piel y una esfera clara y fácil de leer.

Este reloj revolucionario, bautizado «Santos» en honor a su amigo, liberó las manos de Santos Dumont y le permitió controlar el tiempo mientras volaba.

Por supuesto, el Cartier Santos fue una revolución instantánea, marcando un importante punto de inflexión en la historia de la relojería y consolidando el reloj de pulsera como una herramienta práctica y símbolo de estilo.

Y para símbolo de estilo, nuestro reloj aeronáutico B737 MAX de edición limitada. ¡En exclusiva para nuestros alumnos!

Foto del modelo ‘Santos’ de Cartier de 1903, expuesto en Fundación Cartier.

¿Qué tenía Santos Dumont que no tenían otros?

Un verdadero espíritu pionero

Santos Dumont fue un innovador intrépido que superó constantemente los límites de lo posible. No le asustaba experimentar, aprender de sus fracasos y volver a intentarlo, una cualidad, por cierto, esencial si quieres ser piloto comercial.

Sus intentos de vuelo eran públicos

A diferencia de algunos de los primeros aviadores, que llevaban a cabo sus experimentos en secreto, Santos Dumont hacía volar sus creaciones en público.

Esta transparencia ayudó a inspirar a otros y a generar entusiasmo sobre el potencial del vuelo, alimentando el crecimiento de la comunidad aeronáutica.

Sabía que la clave estaba en el control

Santos Dumont puso gran énfasis en la importancia de controlar la aeronave, no sólo en conseguir sustentación.

Sus dirigibles y aviones se diseñaron pensando en la maniobrabilidad, allanando el camino para la aviación práctica y demostrando que el vuelo podía ser algo más que un momento fugaz en el aire.

Alberto Santos Dumont democratizó la aviación

A diferencia de otros aviadores, que guardaban celosamente sus inventos y buscaban beneficiarse de las patentes, Santos Dumont compartió generosamente sus descubrimientos y diseños con el mundo.

Creía que haciendo públicos sus conocimientos podría acelerar el progreso de la aviación, fomentar la innovación e inspirar a otros para que contribuyeran a este apasionante nuevo campo.

Por eso, Santos Dumont siguió diseñando y construyendo aviones, siempre tratando de hacerlos más pequeños, ligeros y accesibles. De hecho, su monoplano Demoiselle, ligero y relativamente asequible, es considerado por muchos el primer avión de producción en serie. Del que, por cierto, compartió los planos públicamente para que otros pudieran construirlo y probarlo.

Este espíritu altruista fomentó la cooperación y el aprendizaje compartido dentro de la comunidad aeronáutica. Y es que, al compartir libremente sus diseños, democratizó la aviación, haciéndola más accesible a los aspirantes a aviadores e inventores de todo el mundo.

Comprendió que el futuro del vuelo pasaba por la colaboración y el libre intercambio de ideas, un principio que sigue inspirando y guiando a la industria aeronáutica.

Más historias inspiradoras, por favor.

Después de leer este post, no nos puedes decir que las hazañas de este brasileño no son inspiradoras. ¡Nosotros estamos fascinados!

Por eso, te invitamos a que conozcas otras historias de pioneros de la aviación, y no necesariamente pilotos, como es el caso de Ellen Church, la primera TCP de la historia. Puedes leer sobre ella, y sobre otros grandes aviadores, en nuestro blog.

Y si ya lo tienes claro, ¡podemos ayudarte! Echa un vistazo a nuestro Curso de Piloto Comercial, con tres programas específicos para alcanzar tu objetivo de volar.

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