Durante la Primera Guerra Mundial, Curtiss jugó un papel vital en la formación de pilotos y la producción de aeronaves para el esfuerzo bélico. Su contribución no sólo fortaleció la capacidad aérea de las fuerzas aliadas, sino que también sentó las bases para la moderna formación de pilotos militares.
Durante aquellos tiempos tumultuosos de guerra, Glenn Curtiss no solo se centró en la magia detrás del «Model H». ¡Ni mucho menos! Este genio de la aviación sacó tiempo para patentar, ¡y atención!, hasta 42 invenciones. Y no creas que solo en su tierra natal; ocho de estas patentes fueron en Canadá.
Estas genialidades incluían cositas para mejorar los motores de los aviones, desde calentar el aire de la mezcla de combustible hasta sistemas de lubricación súper innovadores. Y también pensó en cómo mejorar la propulsión y el vuelo con hélices más eficientes y mecanismos para equilibrar el avión.
Además, diseñó formas más robustas y eficaces para alas, fuselajes y hasta ingeniosos sistemas de aterrizaje. ¡Vaya mente brillante la de Curtiss!