• ‘Spirit of Saint Louis’ de Charles Lindbergh, el primer vuelo transatlántico sin escalas

Hoy en día, volar a través del océano Atlántico es tan común que ni lo pensamos. Subimos a un avión, nos sirven una bebida y en unas horas aterrizamos al otro lado del mundo.

Pero, ¿te has preguntado cómo era la aviación en sus inicios, cuando cruzar el Atlántico era una de las mayores hazañas?

Hoy viajamos en el tiempo hasta uno de los momentos más épicos de la historia de la aviación: el primer vuelo transatlántico sin escalas y en solitario, protagonizado por un hombre legendario, Charles Lindbergh, y su icónico monoplano, el Spirit of Saint Louis.

Charles Lindbergh, el aviador que se convirtió en leyenda

Charles Augustus Lindbergh (1902-1974) fue un aviador, militar, inventor e ingeniero estadounidense de ascendencia sueca, considerado uno de los pioneros más influyentes en la historia de la aviación.

Nacido en Detroit, Míchigan, su pasión por el vuelo lo llevó a trabajar como piloto del servicio de correo aéreo, una profesión arriesgada que le dio la experiencia necesaria para embarcarse en un proyecto sin precedentes.

Su hazaña más destacada, el vuelo transatlántico de 1927, lo convirtió en una celebridad mundial.

Además, ganó el Premio Pulitzer en 1954 por su libro ‘The Spirit of St. Louis, donde narró los detalles de su histórico viaje, consolidando su legado no solo en el cielo, sino también en la literatura.

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EXTRA: Y si eres un verdadero cinéfilo, no puedes perderte nuestro post ‘Las mejores 50 películas de aviación de la historia‘, en el que te damos un montón de sugerencias para que disfrutes de tus maratones, incluyendo la película Spirit of Saint Louis, protagonizada por James Stewart.

El Premio Orteig, el origen de todo.

Todo comenzó con un desafío que atrajo la atención de Lindbergh.

En 1919, el visionario hotelero Raymond Orteig ofreció el famoso Premio Orteig: 25.000 dólares a la primera persona que lograra volar sin escalas desde Nueva York a París.

Ya imaginarás que, semejante cuantía, consiguió atraer a infinidad de aviadores, aunque solo uno consiguió la victoria.

A pesar de no contar con el respaldo financiero de sus competidores, la incansable determinación de Lindbergh lo llevó a buscar patrocinadores en San Luis, Misuri.

Con el apoyo de un grupo de inversores de esa ciudad y la colaboración del ingeniero aeronáutico Donald A. Hall, de la fábrica Ryan Airlines en San Diego, dio inicio a un proyecto que pasaría a la historia: la creación de una aeronave única.

Y fue, precisamente, de ese grupo de inversores de donde surgió el icónico nombre del monoplano: el Spirit of Saint Louis.

  • Photo: By Ad Meskens, zie ook:vliegtuigen – Own work by uploader of object in National Air and Space Museum, CC BY-SA 3.0, on Wikipedia Commons.

Cómo se diseñó el ‘Spirit of Saint Louis’

Bautizado inicialmente como Ryan NYP (por aquello de Nueva York-París), el avión se basó en el popular modelo Ryan M-2, el avión más utilizado en la época para el transporte de correo. Eso sí, fue rediseñado de arriba abajo para una misión sin precedentes.

El diseño del avión se centró en la máxima eficiencia y en reducir riesgos. Aunque, al principio, se pensó en una configuración bimotor para mayor seguridad, optaron por un solo motor para minimizar posibles fallos mecánicos.

Pero el mayor desafío técnico fue el combustible del avión. Para transportar la cantidad necesaria para 33 horas de vuelo, se decidió colocar el tanque principal en el morro del avión, justo delante del piloto, lo que impedía por completo la visión.

Así, para poder navegar, se instaló un periscopio que, mediante espejos, permitía tener visión frontal. Y para ahorrar aún más peso, se sustituyó el asiento tradicional por una ligera silla de mimbre y se eliminaron elementos como la radio del avión y el paracaídas.

El resultado final fue un avión monomotor con una longitud de 8,4 metros y una envergadura de 14 metros, capaz de alcanzar los 200 km/h y, lo más importante, con una autonomía de 6.600 kilómetros.

Ahora puedes simular el vuelo del ‘Espíritu de San Luís’.

¿Eres de los que sueñan con pilotar estos aviones históricos? Tenemos una buena noticia para ti. El Microsoft Flight Simulator ha incluido el Spirit of Saint Louis en su flota de aviones.

Si quieres revivir la experiencia de Lindbergh, recuerda que para volar necesitas desplegar el periscopio que te permite ver hacia adelante. ¡Un detalle que lo hace aún más realista!

Así fue el primer vuelo cruzando el Atlántico sin escalas

Tras un exitoso primer vuelo de prueba el 28 de abril de 1927, el Spirit of Saint Louis fue trasladado a Nueva York, donde la expectación era máxima.

Menos de un mes más tarde, el 20 de mayo de 1927, Lindbergh despegó del aeródromo de Roosevelt, en Long Island, con destino a París.

Durante 33 horas y media, voló en solitario, enfrentándose a tormentas, a la formación de hielo y a la amenaza más peligrosa de todas: la posibilidad de quedarse dormido.

Finalmente, a las 22:22 del 21 de mayo, aterrizó en el aeropuerto de Le Bourget, París, donde una multitud de más de 150.000 personas lo esperaba.

Lindbergh no solo había ganado el premio Orteig, sino que se había convertido en un héroe mundial y en la primera persona en completar el primer vuelo transatlántico sin escalas en solitario.

Lindbergh y el legado que cambió la aviación para siempre

Después de su hazaña, el ‘Spirit of Saint Louis’ volvió a EEUU por vía marítima y, una vez allí, comenzó un tour por los Estados Unidos y Sudamérica, para que todos pudieran admirar la máquina que hizo posible lo imposible.

Finalmente, el 30 de abril de 1928 fue trasladado al Museo del Aire y del Espacio del Smithsonian, en Washington D.C., donde es posible visitarlo en la actualidad.

Y es que, el vuelo de Charles Lindbergh, demostró que los viajes transoceánicos eran posibles y dio un impulso fundamental al desarrollo de la aviación comercial, sentando las bases de la industria de los vuelos de larga distancia que conocemos hoy.

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