• Qué es el tren de aterrizaje y para qué sirve

    Muchísimo más que solo ruedas

Los aviones pasan la mayor parte del tiempo en el aire, pero, cuando están en tierra, deben contar un sistema que absorba las fuerzas del aterrizaje y el peso del avión: el tren de aterrizaje.

Por definición, el tren de aterrizaje de un avión es la parte diseñada para absorber la energía cinética que se origina durante el contacto con la pista, ya sea en el aterrizaje o en el despegue.

Como puedes imaginar, el tren de aterrizaje es una parte esencial en los aviones; pero, aun así, es mucho más complejo de lo que crees. Por eso, en el post de hoy, te contamos todo sobre el tema: qué es el tren de aterrizaje, qué partes lo componen, cuántos tipos hay, y mucho, mucho más. ¡Sigue leyendo!

Orígenes del tren de aterrizaje

En los primeros años de la aviación, los pioneros aeronáuticos se enfrentaban a un problema: diseñar una estructura que soportase el peso del avión en tierra.

Por increíble que parezca, los primeros diseños utilizaron para esta función la fuerza humana; es decir, era el propio piloto, con sus piernas, el encargado de empezar la carrera de despegue y también de frenar al momento de aterrizar.

En el año 1903, los hermanos Wright equiparon su avión, el Flyer I, con unos esquís, de tal manera que pudiese deslizarse de manera suave sobre la tierra. Fueron los precursores del tren de aterrizaje en los aviones.

Solo un poco más tarde, en 1906, los hermanos Santos Dumont equiparon su 14-bis con pequeñas ruedas; aunque estas carecían de cualquier tipo de amortiguación, por lo que los aterrizajes eran bastante bruscos.

Fue con el Dayton Wright RB-1, en 1920, cuando surgió el primer tren de aterrizaje retráctil, que funcionaba accionado por los pilotos mediante una manivela. A partir de este momento, el progreso y desarrollo tecnológico han transformado aquellos primeros sistemas en el tren de aterrizaje tal como lo conocemos hoy en día.

Tipos de tren de aterrizaje

Fundamentalmente, hay dos tipos de tren de aterrizaje: fijos y retráctiles; aunque, dentro de está primera clasificación, hay varios tipos más. Veamos, a continuación, todos los tipos de trenes de aterrizaje que hay.

  • Tren de aterrizaje fijo:

Son aquellos trenes de aterrizaje que siempre están visibles. Se suelen utilizar en aviones pequeños y ligeros, con el fin de evitar la sobrecarga de peso con sistemas más pesados y complejos, que lo único que provocarían sería un bajo rendimiento en velocidad y consumo de combustible.

Además, en los trenes de tipo fijo, existe otra clasificación: tren de aterrizaje con carenado o sin carenado. El carenado es un recubrimiento que se coloca alrededor de las ruedas, mejorando su aerodinámica y permitiendo alcanzar velocidades más altas con menor consumo de combustible.

  • Tren de aterrizaje retráctil:

Son aquellos que no están visibles, es decir, que están ocultos de forma estructural en el fuselaje del avión y son accionados por el piloto al momento de ser necesarios. Los aviones comerciales, o los utilizados en las fases finales de la formación de pilotos, incorporan tren de aterrizaje retráctil.

Dónde se ubica el tren de aterrizaje

Según la disposición del tren de aterrizaje, podemos distinguir entre tren de aterrizaje convencional o triciclo.

  • Tren de aterrizaje convencional:

Fue el primer sistema que se comenzó a utilizar debido a la disposición del motor y las alas; era la configuración que se adecuaba más al centro de gravedad en los primeros aviones. El tren convencional se compone de dos montantes debajo de las alas, o a la altura de éstas, y una rueda en la cola.

Aunque tiene la ventaja de aportar una buena aerodinámica en caso de trenes fijos y robustez en trenes retráctiles, el tren convencional tiene varias desventajas, como pueden ser: la baja visibilidad en tierra, necesidad de fuerza de sustentación al despegar por la posición inclinada del avión, o dificultades al aterrizar con viento cruzado o turbulencias.

  • Tren de aterrizaje triciclo:

Este tipo de tren de aterrizaje se compone de dos montantes situados bajo las alas de los aviones o del fuselaje, y otro montante bajo el morro que, además, incorpora un dispositivo direccional.

El tren de triciclo hace mucho más simple el aterrizaje, incluso con viento de cola o viento cruzado. Además, elimina el peligro de capotaje (volcar el avión) al permitir tomar tierra con el avión horizontal.

Partes de un tren de aterrizaje

El tren de aterrizaje se compone de muchas partes que permiten que todo el conjunto pueda funcionar correctamente y, de esta forma, cumplir todas las funciones para las que está ideado. Las partes principales son:

  • Patín de cola: es la rueda trasera en los trenes de aterrizaje convencionales.
  • Rueda de morro: es la rueda principal en los trenes triciclo, que incluye un sistema de amortiguación adecuado al peso y la potencia del avión.
  • Sistema de frenos: incluido y fundamental en todos los tipos de trenes.
  • Sistemas de retracción: son las compuertas que guardan los trenes retráctiles, que se accionan mediante mecanismo hidráulico desde la cabina.

Además, la rueda de morro, que es una de las partes más importantes, tiene varios componentes que cumplen cada uno funciones muy concretas:

  • Cilindro hidráulico, que se encarga de hacer de amortiguador.
  • Torque link, una especie de ‘tijera’ que mantiene alineados el morro del avión y la rueda, mientras el cilindro hidráulico se expande y se contrae.
  • Anti-shimmy, un mecanismo que reduce el movimiento lateral de la rueda durante el despegue y aterrizaje.

Los neumáticos de los aviones

La parte más sufrida del tren de aterrizaje

Las ruedas son la parte más básica del tren de aterrizaje; y es que, aunque no lo son todo, son el primer contacto con la pista y, por lo tanto, son muy importantes.

El material del que están hechos los neumáticos de un avión es el caucho, al igual que los de los coches; pero, aunque pueden parecer similares, realmente, son muy, muy diferentes. Veámoslo en detalle.

  • En los coches utilizamos aire para mantener la presión, mientras que en aviación utilizamos el nitrógeno: un gas inerte muy estable, que minimiza el riesgo de explosión y funciona, además, como un compensador de temperatura.
  • En los coches, los neumáticos funcionan con una presión de 2.5 bares; los de los aviones, con 15 bares… ¡Seis veces más!
  • La vida útil de las cubiertas o neumáticos de un avión es muy limitada: 400 aterrizajes en invierno y 300 en verano. Esto se debe a las altísimas temperaturas que alcanzan, calentándose a más de 100 grados en menos de tres segundos.
  • El precio de cada neumático ronda los 1.000 € y, por lo general, no son propiedad de la aerolínea, sino que esta las alquila por un número de aterrizajes determinado.

¿Sabías que, los trenes de aterrizaje de algunos de los aviones comerciales más grandes, como el Airbus A380 o el Boeing B777-X, tienen hasta 10 pares de ruedas? ¡Impresionante!

¿Por qué sale humo en el aterrizaje?

Si alguna vez has ido al aeropuerto a ver aviones aterrizar, te habrás fijado en que, a veces, sale humo blanco de las ruedas.

Durante el aterrizaje, por las altas temperaturas que se alcanzan, el caucho de los neumáticos se funde al entrar en contacto con la pista, quedando una fina capa adherida al asfalto. Es por la fusión que se desprende ese humo blanco que vemos en los aviones al tomar pista.

Para eliminarlo, los aeropuertos disponen de unos camiones especiales que se encargan de eliminar periódicamente los sobrantes de caucho que se depositan sobre las pistas.

Esta labor es fundamental para la seguridad de las operaciones, ya que si la capa de caucho sobre la pista se extiende, puede llegar a reducir la capacidad de frenada de los aviones.

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