La mayor parte del ruido generado se produce al combinar el flujo de aire caliente que va por dentro de la cámara de combustión, con el que va por la parte exterior. Así que la función de los chevrons es hacer esa mezcla lo más suave posible, de tal manera que el ruido disminuya.
A día de hoy, esta tecnología solo es utilizada por el fabricante norteamericano Boeing pero, con el paso del tiempo, la patente se acabará vendiendo a más fabricantes.
Además, el uso de esta tecnología permite reducir la cantidad de aislante acústico utilizado en los aviones. Por ejemplo, en el caso del B777, esta reducción llega a los 270 kilogramos, lo cual genera también un importante ahorro de combustible.
Otro avance tecnológico asociado a los chevrons, es la utilización de materiales con memoria de forma. Esto hace que el recubrimiento del motor vaya cambiando de forma a medida que la temperatura varía, y así las fases de despegue y aterrizaje sean mucho más eficientes. Posteriormente, una vez el motor está en crucero, se enfría y vuelve a su forma original.
El Boeing 787 Dreamliner, el 777X y el 737 Max han sido los primeros aviones en incorporar esta novedosa tecnología.