El aire a gran altura es significativamente más delgado que a nivel del mar. A medida que el avión asciende, la presión exterior disminuye. Si no se compensara este cambio, respirar se convertiría en un desafío.
Por tanto, los aviones están diseñados para mantener un ambiente similar al que se siente en tierra.
Además de mantenernos respirando con facilidad, la presurización asegura que los pasajeros no sufran de malestares como el mal de altura. Proporciona condiciones estables para que tanto los pasajeros como la tripulación disfruten de un vuelo placentero.
¡Tranquilo! Te vamos a explicar, paso por paso, cómo es el proceso de presurización para que lo entiendas a la perfección:
El proceso comienza con los motores o, más específicamente, con los compresores en los motores a reacción. Estos compresores aspiran aire del exterior, comprimen el aire y una parte de ese aire comprimido (conocido como «aire sangrado») se redirige hacia el sistema de presurización y aire acondicionado del avión.
El aire sangrado de los motores es muy caliente. Antes de ser introducido en la cabina, pasa por un sistema de refrigeración para reducir su temperatura. Además, el aire es mezclado con el aire recirculado de la cabina para mantener una temperatura y humedad adecuadas.
