En los comienzos de la aviación, el placer de volar estaba disponible para muy pocos. Además, la autonomía de los aviones era muy limitada, por lo que raramente se volaba a otro país o región.
Pero, cuando las aeronaves se fueron sofisticando, a medida que éstas mejoraban sus prestaciones, fue necesario crear leyes y acuerdos que regulasen el comportamiento en el aire.